Son pequeños detalles casi imperceptibles, pequeños giros, pequeñas alteraciones del patrón habitual que nos muestran el camino hacia un lugar diferente.
Son señales de esperanza.
Hoy, entre sonidos de corneta pretéritos y olor a Farias y a colonia de "Álvarez Gómez", se ha celebrado esta rancia fiesta de exaltación de una bandera y de un himno que no representan a casi nadie en un país que está pidiendo a gritos una evolución. Para empezar hoy el sol no ha acompañado como suele hacerlo en estos días tan señalados, en su lugar una fina lluvia ha caído como un manto de salvación para alivio de tropas, soldados, caballos, y cabras, y ha mojado sin piedad a reyes, prelados, ministros, y autoridades. Por primera vez políticos elegidos por el pueblo con amplias mayorías no han acudido a la cita, una decisión que les honra, porque con esta "Hispanidad" que se celebra cada año son muchos los que no se sienten identificados.
Es poco, es pequeño, pero antes no había nada.
Lctr.
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