sábado, 13 de diciembre de 2008
El Alquimista
Antoine y Marie
Antoine-Laurent de Lavoisier nació en una familia acomodada que lo quiso y mimó extraordinariamente y le proporcionó una educación excelente. Desde muy joven demostró ser un buen estudiante.
Lavoisier fue un ciudadano de gran espíritu público que participó en muchas comisiones y consejos creados para mejorar la suerte de la gente. En 1760 trabajó el método para mejorar la iluminación en pueblos causando sensación a los 20 años con su ensayo sobre esta materia, y en 1770 ideó nuevos métodos para preparar la salmuera, sustancia necesaria para la fabricación de la pólvora. En 1780 trabajó en la modernización de la agricultura y sus investigaciones le llevaron a establecer una granja modelo en 1788. Invirtió medio millón de francos en la Ferme générale a fin de ganar algún dinero para sus investigaciones. Esta Ferme générale era una sociedad privada comprometida con el gobierno francés para recolectar impuestos. Cualquier dinero que sacaban por encima de la cuota era ganancia para la sociedad. Estos granjeros de hacienda eran el grupo más odiado en la Francia del XVIII., aunque Lavoisier siempre utilizó el dinero que ganó en la investigación química, creando un magnífico laboratorio privado.
En 1771 se casó con la hija de un importante recaudador de impuestos, Marie Paulze.
Marie era una joven de excelente formación y de agudo ingenio e inteligencia.
Es a partir de aquí cuando su carrera como científico despegó definitivamente, muchos piensan que la verdadera mente de Lavoisier era la de su mujer ya que ella también era químico, pero era mujer, con lo que no podía publicar ni hacer constar sus saberes sino a través de su marido.
Lavoisier se convirtió en el padre de la química moderna combatiendo la pintoresca teoría del flogisto y sentando las bases de la ley de conservación de la masa.
Todo aquel que estudie química hoy en día comienza por los descubrimientos de Lavoisier. El mundo pasó de la oscuridad esotérica y el misticismo a la ciencia moderna.
Hacia el final de su carrera, Lavoisier, con ayuda de Laplace, trató de medir calores de combustión y dilucidó algunos detalles de lo que ocurría en los tejidos vivos. Pero en el mismo año en que apareció su libro estalló la revolución y hacia 1792 los antimonárquicos radicales tomaron el control proclamando la república en Francia y cazando a los "granjeros de hacienda". Lavoisier fue retirado de su laboratorio y más tarde arrestado. Cuando alegó que era un científico y no un recaudador de impuestos, el oficial que lo arrestó contestó con la famosa frase "la república no necesita científicos". El juicio fue una farsa, donde Marat, quien era un poderoso cabecilla revolucionario, acusó a Lavoisier de haber participado en complots absurdos y pidió su muerte. Marat fue asesinado en julio de 1793 pero el mal ya estaba hecho. Lavoisier fue guillotinado junto con su suegro y otros "granjeros de hacienda" el 8 de mayo de 1794. Dos meses mas tarde, los radicales fueron depuestos, por lo que su caso es la fatalidad más deplorable de la revolución.
La piedra y la tijera siempre vencen.
Pero no distinguen.
Abogo por el papel.
lectr.
PS.
¿Y que fue de Marie Paulze?
Se casó con el Conde de Rumford (Benjamín Thompson) y este logró ser también un importante científico.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
...detrás de un gran hombre siempre hay una gran...
Publicar un comentario