Descorazonado, perplejo, taciturno, definitivamente triste me deja la última entrada de Lecter.
Y cuán exactamente narrada está la imagen, que por otro lado se explica por si misma.
Pues, ¿no queda clara la piadosa intención del jardinero, el cual, aún en su rudo lenguaje agreste, alerta del peligro que conlleva aliviarse en los arbustos, búñibos para ser mejor entendido ?¿Acaso no es evidente el miembro seccionado, sanguinolento, balano descabezado por mor de las tijeras de podar, que en cualquier despiste del afanoso floricultor hace desembocar en tragedia una plácida mañana penibética?
¿No resulta diáfano que los groseros monigotes intentan avisar a aquellos que están acostumbrados en sus tierras a deponer allá donde les sorprenda la premura, que eso aquí, en España, Españita de miíííí corasssón, puede ser harto azaroso?
¿Qué como sé que el cartel se refiere a extranjeros?
Señoras, caballeros, atendamos a la explicación de nuestro querido y docto Lecter, para ver que, eeeefectivamente, la figura masculina porta un desproporcionado zupo, cosa tal que no se contempla en la fisiología ibérica... Bueno, si, todos tenemos un amigo que, en fin... Pero cientificamente esto deriva de un aporte genético foráneo, árabe, godo, romano, griego, fenicio, maya, inca, azteca, etcétera, en definitiva no genuinamente español. Porque un español de verdad sabe que lo que no cabe en una mano es alarde, pernil inútil, pescuezo magro; un español lo que tiene desproporcionado es la hidalguía y el pundonor, y lo que no tenemos de tronco, lo tenemos de raíz, o sea, un palmo de cojones.
Por otro lado, ¿qué mujer española, con los ojos de misterio y el alma llena de pena, exonera?
Ni exonera, ni hace sus necesidades, ni pipí, ni popó, ni evacua, ni excreta; la Dama de Elche hacía de vientre, como mi madre, y en caso de apretura, como mi hermana, te cagas, tía.
Y ello mismo, en la intimidad y el calor del hogar, con discrección y recogimiento, con la sacrosanta ropa de estar por casa, con el ABC, el ¡Hola! o el Pumbi, por si la cosa se alarga. Y en este estado, luchando con mi timidez, pero generoso por el bien general, me he retratado para ejemplo del que lo viere.
O tempora, o mores
Apretón de manos y espaldarazo, a sus pies señoritas, señoras. Arfonzo
P.D: Como se corte la blog, os corro a ostias. A ver si nos va a poder cortilandia, ¡coooño!
3 comentarios:
Buena prosa Arfonzooo.
Pues sí, esa mujer exonerando, ¡Ni más ni menos! que son precisamente estos los que aligera y evacúa.
Y además exonera a través de la cincuentera minifalda que viste. Me apuesto a que también lleva leotardos de color carne y un sostén de esos que hacen los pechos puntiagudos...
Mi abuela decía:
"Comeras gloria, pero cagaras mierda"
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