Una magistrada deja el juzgado harta de las querellas que le llegaban de Telecinco
La magistrada del juzgado de primera instancia de
Alcobendas tira la toalla con las querellas televisivas de Telecinco que
se le acumulan en la mesa.
«Lo dejo, no puedo más».
En un juzgado de primera instancia de Alcobendas, localidad del norte de Madrid de más de 100.000 habitantes, una magistrada que prefiere continuar en el anonimato hizo las maletas hace unos meses.
Pese a sus años de experiencia reflejados en el escalafón judicial, lo
que le hubiera permitido elegir un destino al gusto, prefirió amarrar la
primera plaza que saliera a concurso y salir pitando del despacho.
Dejaba atrás una espiral laboral que no auguraba nada bueno para su
salud. Y lo hizo con ganas.
Se trata de la «judicialización de la telebasura». Esto es,
utilizar y poner en marcha todo el engranaje judicial para la obtención
de unos beneficios propios y ajenos que se apartan del derecho
constitucional a la tutela judicial efectiva. Dicho en llano, se trata
de usar los tribunales con fines espurios. Unas veces por exigencias del guión y otras para seguir acudiendo a los platós y que hablen de uno.
La dichosa coincidencia quiso que el partido judicial de
Alcobendas tenga como inquilinos a una cadena nacional, Telecinco, y a
once productoras televisivas encargadas de programas del corazón como «Sálvame», 'Sálvame deluxe', «La noria», «Enemigos íntimos», «Aquí hay tomate» o «Dónde estás corazón», de Antena 3. Los cuatro últimos ya no están en parrilla.
Y es que el mero hecho de querellarse porque un tertuliano le insultó o amenazó y otro mintió sobre la penúltima infidelidad moviliza todo el aparataje judicial: jueces, fiscales, funcionarios, abogados y procuradores. Absorbe tiempo y dinero. Retrasa trabajo y genera una distorsión del propio juzgado por la carga mediática de los asuntos. En conclusión, «convierte a los jueces en rehenes de los higadillos de la telebasura», denuncian los magistrados de Alcobendas.
Y es que el mero hecho de querellarse porque un tertuliano le insultó o amenazó y otro mintió sobre la penúltima infidelidad moviliza todo el aparataje judicial: jueces, fiscales, funcionarios, abogados y procuradores. Absorbe tiempo y dinero. Retrasa trabajo y genera una distorsión del propio juzgado por la carga mediática de los asuntos. En conclusión, «convierte a los jueces en rehenes de los higadillos de la telebasura», denuncian los magistrados de Alcobendas.
Lctr. (C&P)
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