El que más y el que menos algún día se habrá visto en la calle, con las zapatillas de cuadritos de casa, perdiendo el tiempo echando la basura en los diferentes contenedores de reciclaje. La tarea de bajar la basura que antaño era sencilla (aunque nadie quería hacerla) ahora se convierte en una labor de selección, clasificación, discusión.. (¿esto es papel o envase?, ¿esto es inorgánico?) que hacen que se convierta en toda una actividad que puede acarrear hasta enfrentamientos familiares.
Las agresivas y costosas campañas publicitarias y escolares, sufragadas con dinero público, para concienciar a la gente de que debe reciclar obligatoriamente, según los parámetros y formas que en ellas se exponen, no son más que un nuevo engaño de masas que beneficia a unos pocos (conchabados con los gobiernos de turno) y perjudica, como siempre, a todos los demás.
En lo que sigue vamos a intentar aclarar todo este lío del reciclado de residuos. Si después de leerlo todavía seguís "reciclando", significaría que la impronta hipnótica de las campañas de concienciación se ha fijado, y ha cumplido su objetivo.
En lo que sigue vamos a intentar aclarar todo este lío del reciclado de residuos. Si después de leerlo todavía seguís "reciclando", significaría que la impronta hipnótica de las campañas de concienciación se ha fijado, y ha cumplido su objetivo.
En España, la Ley de Residuos, del año 1998 establecía como objetivo que para finales de 2002 se llegase a una producción de residuos similar a la de 1996, lo que supondría una reducción del 6% por habitante. Lejos de cumplirse este objetivo, las distintas administraciones estatales, autonómicas o municipales olvidan intencionadamente la Ley y han favorecido (voluntaria o involuntariamente) la producción de un mayor volumen y variedad de residuos que han permitido el enriquecimiento de las grandes empresas de fabricación y gestión de esos residuos, a través de plantas de tratamiento que tienen un costosísimo nivel tecnológico. Y en estos casi veinte años que lleva en vigor la Ley hemos asistido a cambios que no permiten augurar un futuro mejor:
1.- Las estanterías de muchos comercios, pero sobre todo los de alimentación, se han ido llenando de una variedad de envases para productos que hasta hace unos años se vendían directamente: frutas, carne, pan, etcétera se nos presentan ahora en bandejas y otros formatos que van directamente a la basura, sin que el consumidor pueda hacer gran cosa por evitar la invasión.
2.- Los envases retornables que aún se podían adquirir para muchas bebidas hace diez años, hoy son inexistentes, convenciéndonos de que lo ecológico es llenar el contenedor verde de botellas que requieren enormes cantidades de energía para fundirlas y convertirlas en nuevos envases que acabarán de nuevo fundidos. Las Botellas Retornables, que uno podía llevar de vuelta a los supermercados y descontar unas pesetas por ellos (en la fábrica se limpiaban higiénicamente y se llenaban de nuevo, por eso eran retornables) ahora se trituran y se vuelven a fabricar, con todo el coste que lleva.
3.- El contenedor amarillo que ha llenado las calles de ciudades y pueblos por todos lados, con promociones publicitarias muy vistosas, es un gran engaño a los ciudadanos, que afirman que “reciclan” sus envases al depositarlos allí. Pero las cifras de cuál es la parte de esos residuos que terminan en la incineración en las cementeras o en otras industrias, sigue siendo el gran secreto de la organización “sin ánimo de lucro” que lo gestiona.
4.- Actualmente no paran de fabricarse envases de plástico, latas y vidrio, con el gasto que lleva el proceso de extracción de la materia prima, fabricación y posterior destrucción una vez consumido, para volverlo a fabricar de nuevo.
¿Recordáis la campaña para deshacerse de los termómetros de mercurio?
Pues realmente lo que hicieron fue recolectar todo el mercurio para tener los fabricantes la materia prima gratis con la que fabricar las bombillas de bajo consumo. Bombillas que se ha demostrado son perjudiciales para la salud si se rompen, ya que llevan mercurio. Hemos pasado de tener un simple termómetro, a tener varias docenas de bombillas rellenas de mercurio.
¿Recordáis las campañas que anuncian que os compran vuestro
viejo móvil por unos pocos euros?
Realmente lo que quieren es reutilizar la materia prima del coltán para seguir fabricando más aparatos con el menor coste posible para ellos. Al usuario le dan unos pocos euros por su viejo móvil, cuando en realidad el coltán y los chips recuperados, tienen un valor altísimo para el fabricante. Si queréis saber algo más sobre el coltán sólo tenéis que mirarlo aquí.
¿Por qué los mayores consumidores de vidrio, los hosteleros, no pueden utilizar
los contenedores verdes?
No pueden hacerlo por el tamaño mínimo del hueco para depositarlos. Están diseñados pensando en los residuos de una vivienda, pero no en los que generan bares o restaurantes. De hecho, no todo el mundo quiere perder su tiempo depositando botella por botella en el recipiente, y muchas veces o dejan los envases sobre las aceras, o los meten en otro tipo de contenedor sin reciclar.
¿ Por qué no hay contenedores para pilas al lado de los otros contenedores?
¿Por qué tampoco hay un contenedor para pinturas y productos químicos?
Porque eso no da dinero. El material altamente contaminante de esos residuos no lo quiere nadie porque nadie se beneficia con ello. Por este motivo resulta tan dificultoso desembarazarse de las pilas en casa ya que hay que llevarlas a un sitio especial. Al punto limpio. Por este motivo también los materiales más contaminantes terminan en los vertederos, ya que la mayoría de la gente no está dispuesta a darse un largo paseo para depositarlos.
El negocio del plástico.
La industria menciona estos sistemas como ejemplos de que el reciclaje de plásticos es una solución verdadera y sostenible y los gobiernos les secundan en esta falacia para no tener que dar explicaciones ante los ciudadanos por haberse convertido en basureros al servicio de una de las industrias más poderosas del mundo. Veamos lo que ocurre en realidad.
Según las propias cifras de la industria, en Europa se recuperan sólo en torno al 25% de los plásticos que se producen. Dentro de ese 25%, en términos de residuos generados por los consumidores europeos, en 2011 se recuperaron 14.3 millones de toneladas, un 58%. Parece que no está mal como cifra, pero ¿a dónde va todo este plástico recuperado? Un 25% de esa cantidad, 3.4 millones de toneladas, se exportan, casi todo a China.
¿ Y qué pasa con el resto? En países como Alemania o los países nórdicos más de la mitad es quemado en incineradoras. Osea que de cada cuatro plásticos que el consumidor europeo pone en un contenedor “para reciclar”, dos son quemados, y uno exportado a China (donde será quemado o usado en downcycling sin garantías ambientales ni laborales).
¿Y qué pasa con el 25% restante? Dependiendo del tipo de plástico (¡hay miles!) y del lugar donde sea recuperado, pueden ocurrir tres cosas: que vaya directamente al basurero (lo más normal para muchos tipos de plásticos), que sea convertido en algo no reciclable (textiles, plásticos de baja calidad, etc) o, lo más raro de todo, que efectivamente sea convertido en un objeto parecido y que, que a su vez, sea reciclable de nuevo.
Este porcentaje mínimo residual sería la verdadera tasa de reciclaje real de Europa. Una realidad muy diferente a lo que quieren hacernos creer cuando nos animan a “reciclar”.
Esta es la lamentable verdad del reciclaje que nadie, ni los gobiernos, ni la industria, ni los que se lucran con todo esto quieren que sepamos.
El negocio del plástico.
Los ciudadanos ponemos plástico en los contenedores de reciclaje
pensando que serán reciclados en objetos similares. Sin embargo la mayor
parte del plástico que ponemos en los contenedores es arrojado al
basurero, incinerado, o exportado a países como China.
En 2011 la UE exportó 3.4 millones de toneladas de basura de
plástico, sobre todo a China, para ser incinerada aprovechando que las
normativas ambientales son más laxas, o para que sea convertida en
objetos no reciclables (downcycling), todo ello en condiciones
ambientales y de salubridad deplorables. Canadá, EEUU y otros países
ricos también exportan sus desechos plásticos a Asia.
En algunos de los países con mayores tasas de “reciclaje” del mundo,
Como Alemania, más del 50% del plástico que se recupera es quemado
directamente en incineradoras.
Mirando todo esto, poner plástico en contenedores especiales no
debería llamarse “reciclar”. Estamos más bien ante un negocio opaco y
engañoso, diseñado para que nos quedemos con la conciencia tranquila y
sigamos enganchados a los plásticos de usar y tirar, los cuales permiten
beneficios millonarios a unos pocos, a costa de la salud y del medio
ambiente de todos.
Años de adoctrinamiento y de un enorme gasto de dinero público han
dado lugar a sofisticados sistemas de recuperación de algunos tipos de
plástico (como el PET) en varios países europeos.
La industria menciona estos sistemas como ejemplos de que el reciclaje de plásticos es una solución verdadera y sostenible y los gobiernos les secundan en esta falacia para no tener que dar explicaciones ante los ciudadanos por haberse convertido en basureros al servicio de una de las industrias más poderosas del mundo. Veamos lo que ocurre en realidad.
Según las propias cifras de la industria, en Europa se recuperan sólo en torno al 25% de los plásticos que se producen. Dentro de ese 25%, en términos de residuos generados por los consumidores europeos, en 2011 se recuperaron 14.3 millones de toneladas, un 58%. Parece que no está mal como cifra, pero ¿a dónde va todo este plástico recuperado? Un 25% de esa cantidad, 3.4 millones de toneladas, se exportan, casi todo a China.
¿ Y qué pasa con el resto? En países como Alemania o los países nórdicos más de la mitad es quemado en incineradoras. Osea que de cada cuatro plásticos que el consumidor europeo pone en un contenedor “para reciclar”, dos son quemados, y uno exportado a China (donde será quemado o usado en downcycling sin garantías ambientales ni laborales).
¿Y qué pasa con el 25% restante? Dependiendo del tipo de plástico (¡hay miles!) y del lugar donde sea recuperado, pueden ocurrir tres cosas: que vaya directamente al basurero (lo más normal para muchos tipos de plásticos), que sea convertido en algo no reciclable (textiles, plásticos de baja calidad, etc) o, lo más raro de todo, que efectivamente sea convertido en un objeto parecido y que, que a su vez, sea reciclable de nuevo.
Este porcentaje mínimo residual sería la verdadera tasa de reciclaje real de Europa. Una realidad muy diferente a lo que quieren hacernos creer cuando nos animan a “reciclar”.
Esta es la lamentable verdad del reciclaje que nadie, ni los gobiernos, ni la industria, ni los que se lucran con todo esto quieren que sepamos.
El esfuerzo de la gente por salvar el mundo, se convierte así en un engaño masivo de los fabricantes, amparado por los gobiernos.
Lctr.
(Fuentes: Ecologistas en acción, GreenPeace, "Blog: El plástico Mata")
2 comentarios:
Excelente relato.
Es tremendo cómo actuamos según el tipo de programación cerebral a la que nos hayan sometido, ignorantes de cómo nos utilizan. En esto y en muchas cosas más, algunas de ellas ni siquiera sabemos cuáles son.
Para esto del reciclaje ayuda mucho también alguna imagen impactante como varias toneladas de plásticos flotando en el mar como si de una isla se tratara, o esa otra de la ballena abierta en canal con sus tripas llenas de bolsas o largas tiras de plástico.
Pronto habrá que hablar aquí de esa gran pantomima que son las especies en vías de extinción. Otra absurda conducta que hay que analizar.
Rg
.
Cuando deliberadamente, y a modo de ejemplo, introduces la cáscara de un plátano en el contenedor del vidrio, todo el mundo, hasta tus seres queridos, te miran como si fueses un delincuente.
Tal es la fuerza de la impronta, tal es la fuerza del pecado original. Nacemos culpables para ser fácilmente manipulables.
¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
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