Difícil misión tenía el director Rian Johnson para intentar encauzar el bodrio anterior de J.J. Abrams y dar una nueva visión al clasicismo e infantilismo recalcitrante de la obra de George Lucas. La misión era complicada pero lo ha salvado con un notable alto, que podrá llegar a ser sobresaliente si le dejan continuar en la siguiente entrega.
El director del catalogado como mejor capítulo de la historia de las series de todos los tiempos, "Ozymandias" de "Breaking Bad" (también dirigió en esta misma serie el genial capítulo "Fly") no debía defraudarnos, y al final no lo ha hecho, por más que se empeñen los fans incondicionales (e intolerantes) de denostar su trabajo en esta nueva entrega de la vieja saga.
(Spoilers a partir de aquí)
Reconducir el cuento tal y como lo había dejado Abrams era una tarea realmente complicada. Había que entrar con pico y pala y eliminar de raiz, y en otros casos modificar lo ya existente, para que la trama cobrara vida de nuevo e hiciera esperar con atención las próximas entregas. El resultado es un episodio de transición algo largo pero que mantiene el interés, y en el que se agradecen los giros efectuados que logran "modernizar" los contenidos caducos y rancios que la saga tenía en cuanto a guión de base.
Hacernos ver por primera vez que el lado oscuro y el lado luminoso pueden llegar a "tocarse" literalmente sin que salten demasiadas chispas, asumiendo que ambos forman parte de la misma vida y que, en definitiva, actuan como motor principal de la misma (filosofía antigua y oriental), es algo que se agradece y que se disfruta con la desaparición del absurdo "malo malísimo" introducido por Abrams, Snoke, que es eliminado sin concesiones de un certero tajo de espada laser. Gracias Rian. Tres cojones nos importa quién era ese y de dónde venía, ya que su papel no era más que la reafirmación de la aburrida distinción entre el bien y el mal de la que estamos todos un poco cansados. Un muñeco menos.
A todos se nos hace muy llevadera la introducción del humor en la saga. Un humor que nos lleva a tomar cierta distancia con la galaxia y eliminar el rictus serio de las últimas entregas. (Recordemos que la reina Amidala solo se reía en dos planos después de tres películas)
Es una maravilla ver a "Luke" tirando a tomar por culo la espada láser que le ofrece Rey, es lo mejor de toda la película, es el principio de una nueva "fuerza" no basada en gilipolleces propias del universo de las leyendas Artúricas de las que estamos todos un poco hasta los cojones.
Es una maravilla ver a "Luke" tirando a tomar por culo la espada láser que le ofrece Rey, es lo mejor de toda la película, es el principio de una nueva "fuerza" no basada en gilipolleces propias del universo de las leyendas Artúricas de las que estamos todos un poco hasta los cojones.
Es un acierto también introducir a Benicio del Toro haciendo las veces de un "Han Solo" renovado y maduro, que nos ofrece unas explicaciones pragmáticas del mecanismo de la vida realmente eficaces que más quisiera para sí el mismísimo Yoda. Como siempre Benicio está excepcional aunque su papel se hace un poco corto. Veremos si continúa en la siguiente entrega. (todo apunta a que sí)
Los nuevos razonamientos sobre "la fuerza" que Luke le ofrece a Rey como algo propio de la misma física del Universo, quitándole protagonismo a los Jedi como últimos defensores de esa "magia" son también oportunos y acertados, nada que ver con el infantilismo de los "midiclorianos" de Lucas...
En definitiva, un buen remiendo de Rian Johnson que endereza la historia, y seguramente mejore la calidad de las siguientes entregas.
Lctr.
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