viernes, 16 de enero de 2009

No tiene que ver con nada... pero que ya me pongo a escribir otra vez..

I LOVE YA, TOMORROW. Una pequeña alegría.

¿Os suena la pequeña huérfana Annie? Si no, no os preocupéis. Tampoco viene mucho a cuenta. Sólo la cito porque hace poco, estaba re-visitando el musical de cine y también de teatro, en el cual salí yo de niña con la Asociación local de teatro amateur. Es la historia de un orfanato, del cual, una de las huérfanas, Annie, consigue escaparse para luego encontrar un hogar en casa de un millonario gruñón, quien encima la acaba queriendo y además se encarga sin ningún problema de encontrar un sitio para todas las demás niñas. A través del milagro de la mezcla entre la buena suerte y estar en el momento y sitio adecuado, Annie nos ofrece un cuento de hadas más azucarado que real. En fin ¿quién espera comportamiento cuerdo de gente que se echa a cantar cada dos por tres? Yo hice de una más de las huérfanas pero canté y bailé, con nueve años, como si fuese a acabar el mundo.

Estoy poniendo todos mis esfuerzos en intentar seguir con mi actitud asumida de cínica, pero me arrastra esa energía vital, esa impaciencia para cumplir que tenía con nueve años, y que de adulta a lo mejor he perdido. Bueno, sigo siendo una persona impaciente, pero a lo que voy es que la esencia de los musicales derrite mi frío corazón. ¿Acaso no te gustaría vivir en un musical? ¿Donde podrías bailar y cantar estando triste, emocionado, alegre o deprimido? ¿Donde te podrías soltar porque sí? No me avergüenza admitirlo; a mí me encantaría. Y no porque tienen finales felices, (sólo hay que ver Los Miserables), sino porque me hacen sonreír. Me calientan el alma. Sólo pretenden revindicar la vida misma y en ningún momento se toman en serio. Me hacen sentir viva, capaz de cualquier cosa. Me hacen volar. Me llenan de energía. ¡Qué falta nos hace a todos!

No me refiero a todos los musicales, ni mucho menos. Perdonadme, pero jamás en la vida iría a ver algo que se titula Hoy no me puedo levantar por el mero hecho de que no me da buena espina. Hay una gran diferencia entre obras inspiradas en un grupo o cantante, con una narrativa sacada a la fuerza de la nada, e historias originales contadas a través de la música y la danza. Hasta Moulin Rouge. Música de otros pero finamente integrada en la historia. No os asustéis, no voy a hacer lista de mis Top Ten porque en realidad no quería hablar de eso precisamente, sino de esa sensación de volver a lo más bonito de la juventud. De los sueños.

Ya somos demasiado mayores, vemos las cosas con demasiada claridad, o por lo menos nos engañamos a creer que sí, lo cual nos sirve en la vida diaria. Sin embargo, la verdad es que a veces añoro a esa niña que era. Y no es sólo añoranza. Ella misma me levanta el espíritu cuando estoy mal. Una cosa es ser realista y ver la vida como es; una lucha continua con poca esperanza. Otra cuestión es que a menudo intentamos sofocar lo que hemos sido y lo que seguimos siendo. Tengo muy claro que no cambiamos en el fondo, simplemente evolucionamos según nuestras experiencias y circunstancias. Y ¿por qué negamos lo que somos? A veces es lo único que nos queda. La niña/o sigue allí dentro. Así que, a petición popular, voy a abandonar mi cinismo habitual, mi tono crítico y amargado para festejar lo bonito de esta vida aunque pueda estar basado mayoritariamente en el pasado y lo irreal.

Igual sólo quiero pisar las tablas otra vez, o quizá todos queremos tener una banda sonora a nuestras vidas. Cuando estás en un gran momento de duda, de gloria, de tristeza, que empiezan a sonar violines, piano, una orquestra detrás, y la gente empieza a reaccionar a tu estado de ánimo, en su movimiento, sin sentir lo mismo que tú, sería algo mágico. No hay nada malo en ello, si mantenemos un poco de perspectiva. Yo, desde luego, recomiendo esta vida interior. Pero reconozco que soy una romántica. Bueno, y renacentista, aunque contar eso sería a través de otro artículo.

En fin, como canta Annie:

When I think of a day that’s grey and lonely, I just stick out my chin and grin and say…The sun’ll come out tomorrow, so you’d better hang on ‘till tomorrow, come what may…Tomorrow, tomorrow, I love you, tomorrow, you’re only a day away.

Ligeramente traducida, (no me da la gana escribirlo todo, primero porque no suena tan bien en castellano y segundo porque tampoco quiero insultar vuestra inteligencia); Cuando me enfrento a un día nublado y gris, levanto cabeza, sonrío y me digo que mañana saldrá el sol, así que aguantaré hasta mañana, pase lo que pase. Te quiero, “mañana”. Sólo estás a un día.

Sufrimos y sobrevivimos. Sobreviviremos a nuestro pasado y a nuestro presente. Y mañana más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bien que estés de vuelta! Bienvenida de nuevo josimh

jm

Anónimo dijo...

Siempre me gustó de ese musical la canción del principio "It's the hard-knock life" con trombones extraordinarios.

Anónimo dijo...

Aunque, el amigo Lecter, no este de acuerdo conmigo, siempre que se habla de felicidad se recurre al pasado.
Sigue sobreviviendo y escribiendo, que siempre habrá días de sol, Josimh.

Anónimo dijo...

Interesante esto. Este finde curiosamente he tenido alguna conversación, con gente a la que veo poco, sobre la infancia, su recuerdo y su influencia en nosotros. Y ya en algún comentario mencioné la misma cita que recuerdo ahora: "la infancia es el único patrimonio de un hombre". Es una pena que la mitifiquemos porque deberíamos tenerla mucho más presente pero corren tiempos en que todo va muy rápido.

Carlos