Ante todo disculpas por mi ausencia de la blog. Sirva de excusa que he tenido el ordenador malito, de súbito mi monitor se llenó de espectros y la CPU sonaba como un gato abrasandose la huevera, o como Amaral con un bartolino (algún día se hará un estudio en profundidad al respective). Lo cual de que tras cagarme repetidamente en Doña Mary Maxwell (ínclita madre de Bill Gates), pues me persono en la tienda con la justa intención de que me solucionen el tema a cambio de los cromos esos que nos dan por amargarnos la existencia. El caso es que al relatar lo sucedido al técnico este se puso lívido y aferrandose al aparato (perdón), llevándose a la trastienda el equipo me largo un recibo y un "cuando esté te llamamos", ciertamente abrupto. Pasado cierto tiempo, mucho más de lo que mi rijo tolera, vuelvo al establecimiento y allí me dicen que mi pc está en Madrid, que si tal que si pascual, total que mi paciencia se acaba y en plan Guantánamo le saco la dirección a la que han enviado a la niña de mis ojos. Calle Amor de Dios, un tallercito mugriento, el Doctor Bacterio tras el mostrador, me dice "le estabamos esperando", se abre un pasadizo al que me invita a pasar, frunzo el ceño, me enciendo un purito y pienso lo que hay que hacer por un puñado de megabytes. Hasta aqui todo normal (les recuerdo que el relato transcurre en España), pero hete aquí que al final de una maraña de túneles me encuentro con ¡el Papa de Roma! Lo que acontece a continuación debe ser breve. La cuestión es que a Dios le da de vez en cuando por enviar spam, pero digamos que el software del Altísimo es tocho, que jodío, con buen eso... Y ahí que te van los de San Pedro a eliminar los rastros de la gracia del Señor (tener la IP de Dios, o sea la ostia, tú) La cosa terminó con el Papa y yo mismo de pedo por Lavapiés, en plenos carnavales, la peña le decía "¡tío, como te lo curras!", en fin que la curda me dió anticlerical y acabamos a leches en un bar con pelea multitudinaria. Cuando llegaron los que te cuento, yo ya estaba por Antón Martín echando el bofe. Tampoco tiene esto mucho de extraordinario, España, ya se sabe, lo realmente curioso es que al llegar a casa mi ordenador estaba allí, como nuevo, en la pantalla lo siguiente:
¡¡¡De puta madre, chato, que me tiene amargao el cabrón este!!!
Siento lo de tu máquina, una mala tarde la tiene cualquiera, pero es que me aburro. Yo lo que quiero hacer es presentar un programa del corazón y tal, pero con la cosa esta de la creación, mezclé un cloruro con un clorato, ¡qué la he liao parda!
Felicidades a Lecter, ¡tú si que chanas!
Queda bendecida esta blog y todo lo demás.
Lo dicho, Arfonzo