viernes, 29 de marzo de 2013

El padre Cesáreo Gabaráin

Aprovecharé la circunstancia de estar en Semana Santa y la de vivir tiempos donde la Iglesia ha estado en boca de todos por mor del nuevo Papa y todas esas cosas, para hablar del Padre Gabaráin, pero únicamente desde el punto de vista musical.

Si de algo adolece la Iglesia, y cuanto más solemne peor, es de tener un repertorio musical absolutamente insufrible. Esas misas tremendas con órganos de iglesia tocando acordes interminables y planos a los que añaden unas letanías medio gregorianas que obligan a salir corriendo y certifican en sí mismos a este tipo de actos como la excusa perfecta para no aceptar la oferta religiosa ni siquiera desde el punto de vista formal. Es decir, auténtico coñazo, muy lejos del Gospel, música que nació para invitar a acercarse a Dios. Todos conocemos temas de este estilo,que los hay tanto rítmicos como casi formato balada.

En occidente, en el cristianismo, en la Iglesia Católica Apostólica Romana, la música ha sido un adorno insufrible que espanta a la gente, a excepción de los compositores clásicos que dedicaban su obra a Dios, y el mejor ejemplo Bach. Pero el carácter elevado de esa música también la hacía incomprensible para el engañado ser humano promedio.

Pero en los tiempos que corren es muy triste escuchar aún en una Iglesia cosas como "Te ofrecemos Señor, nuestra juventud" ó "Cordero de Diooossss....". Hubo un tiempo que se introdujeron adaptaciones de grandes temas del Pop como The answer is blowing in the wind, de Bob Dylan, The sounds of silence de Simon and Garfunkel y cosas así. Buen intento.

Y es aquí donde hay que mencionar al Padre Cesáreo Gabaráin, que murió en 1991 con 55 años, sacerdote y compositor de canciones que forman parte ya de la cultura popular como son Pescador de hombres , Una espiga dorada por el Sol, Juntos como hermanos, La paz esté con nosotros (tema este perfectamente adaptable al Kasashok), etc. Este señor tenía un don especial para la composición, y fue prolífico, pero mayor mérito a mi parecer tuvo que supiera o pudiera introducir y convencer a los suyos, o al menos lo consiguió sin pretenderlo, de que en los actos religiosos del pueblo (sobre todo las misas) era posible, en lo que a la música respecta, renovarse y cambiar, y seguramente gracias a la bisoñez de los que le rodeaban y sobre todo a la belleza de muchas de sus composiciones, que escuchadas desde el punto de vista exclusivamente músical o melódico, son muy emocionantes, trajo un poco de aire fresco a esos coñazos insoportables que tanto español de pequeño ha tenido que sufrir.

Entre su obra creo que destaca, por la emoción que transmite, y es necesario sustraerse del contexto en el que se suele interpretar, la canción "La muerte no es el final", que fue tomada por el ejército para su interpretación en los funerales. No me extraña que reconforte en tales tragos, si algo puede reconfortar una muerte, pues es muy bella. Pero esta canción, fuera de ese contexto, en sí misma, incluso sin la letra, es de una belleza y simpleza máximas, emocionante y con un nivel expresivo que más quisieran muchas que se oyen hoy por las radios..



Rg

2 comentarios:

lecter dijo...

Me quedo con el " viva la gente " y el "óyeme tú que eres joven".

"Tú serás como nosotras,
Cantarás nuestra canción.."

Anónimo dijo...

Fa7MiResus y luego Fi remol#

rg