martes, 19 de marzo de 2013

Puesta de largo

En un país donde la mayoría de la gente carece de trabajo y vive en condiciones extremadamente precarias, la comida y la asistencia humanitaria que brindan organizaciones como CARE y Save the Children es, ahora, más desesperantemente perentoria que nunca. Al impedirlas seguir trabajando, Mugabe y sus secuaces han condenado a muerte, a sabiendas, a miles y miles de personas.

Sin vergüenza, Mugabe ha afirmado que las organizaciones humanitarias han tratado de "paralizar" la economía del país y de provocar un "cambio ilegal de régimen". Lo cierto es que ha sido su desgobierno despótico y demencial lo que ha destruido Zimbabue. Y ha sido su empeño en aferrarse al poder (para lo cual no ha dudado en matar de hambre y miedo a los partidarios del cambio) lo que ha sumido a Zimbabue en el hambre, la enfermedad, el salvajismo y la sangre.

"Cuando el décimo hombre terminó de violarme, dijo que también iban a violar a mi hija. Grité, pero ni siquiera podía pararme. Ellos violaron a mi hija (mientras) yo estaba allí y no pude hacer nada para detenerlos. Ella tenía cinco años".

Este testimonio es de una mujer de Harare, una de las 70 sobrevivientes que prestaron declaraciones juradas para el informe de AIDS-Free World titulado "Electing to Rape: Sexual terror in Mugabe’s Zimbabwe" ("Eligiendo violar: Terrorismo sexual en el Zimbabwe de Mugabe").

Bueno, pues aquí tenemos al personaje y señora, tan a gustito, en la iniciación del nuevo papa.


 Lctr.

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