lunes, 7 de julio de 2008

Con Prórroga y penalties...



A los penalties y sin apenás luz se decidió esta batalla épica. Este ajedrez donde la fortaleza mental se impone sobre la fortaleza física.

Ya era hora.

Parecía una cosa hecha, dos sets arriba, todo de cara, un Federer ligeramente tocado... Pero, en ayuda del suizo, acudió la climatólogía, le salvó la campana en dos ocasiones cruciales, el "safety car" salió presto a ayudarle.

Es completamente anacrónico, completamente inglés, que un torneo como Wimbledon no tenga, al menos en su pista central, un techo corredizo para evitar estos trastornos. Parece ser que el año que viene lo van a poner, de mala gana, presionados por las marcas patrocinadoras que, como los espectadores, estamos hasta los cojones.

Despúes de estos parones parecía imposible que Nadal pudiera ganar. Lo había tenido en la mano con tres pelotas de partido. Cualquier jugador hubiera sucumbido viendo, además, como su contrario, despues de las pausas, empieza a sacar de libro, su mejor arma, y más si cabe, en una pista mojada y más rápida que la que había al comenzar el encuentro.

Pero Nadal no es cualquier jugador.

Este chaval es otra cosa. El sabe colocar su mente únicamente en el punto siguiente, no importandole lo ya pasado, ni lo que ha de venir.

Cuando llegó el momento decisivo de los penalties, esto es, el quinto set en el que no hay muerte súbita, la suerte se alió con Nadal un poquito, un pelín, justo el pelín que un superclase como él necesitaba. A él le tocaba sacar después de los descansos. Esto parece una tontería, pero despúes de cinco horas de partido, se convierte en algo fundamental.

No lo desaprovechó.

Y todos nos revolcamos por la hierba.


Gracias Federer. Habéis jugado un partidazo.

Lectr.

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