Vivimos tiempos de tertulias. Tertulias por la mañana, por la tarde y por las noches. Ya llevamos bastantes años así. En la tele y en la radio. Pero he descubierto una nueva especie de tertulia, aunque parece ser que existe ya desde hace mucho, que me ha dejado sobrecogido, que ya es difícil después de todo lo visto.
Hasta ahora la tertulia estándar es la tertulia política. Esa tertulia formada por los mismos seres vivos de siempre, con pequeñas rotaciones para no agotar demasiado, y en la que hablan con tanta autoridad como desconocimiento sin ningún pudor lo mismo de los últimos datos del PIB que del uranio enriquecido o de cómo se las gastan los pijo-borrokas de Pozuelo. ¿Qué más da? El caso es soltar por esa boquita y ya esta. Si vas a hablar de algo al menos que tengas la autoridad moral que te da el conocimiento del asunto, el saber de lo que hablas, cosa que en este tipo de tertulias me parece necesario, pero no, da igual, que hable el que sea y da igual el tema. Resultado: la arcada.
Dos ejemplares
Hay otro tipo de tertulia también tremenda, de la que sólo puede uno avergonzarse: las tertulias del corazón. Me da hasta lástima gastar estos segundos en escribir estas letras. Chusma hablando de chusma. Tan rizado está el rizo ya que incluso buscan el esperpento de manera consciente. Se contemplan con el estupor que produce ver lo bajo que puede caer el ser humano.
Un muestrario de chusma
Y finalmente están las que acabo de descubrir. Sí, amigos, se trata de las tertulias deportivas de la radio. Había visto alguna tertulia parecida en la tele ya por la noche muy tarde, pero he descubierto una, impresionante, que tiene lugar a diario por las mañanas de 9h a 10h en la radio. Son un descojono impresionante. Por la vehemencia, intensidad y dramatismo con el que hablan pareciera que están discutiendo sobre el fin del mundo o los crímenes de la humanidad, pero no, hablan de si Iniesta es mejor con la zurda o con la diestra. Les oyes expresarse como si les hubieran matado a sus hijos y simplemente hablan del precio del abono de Mestalla. Además se meten los unos con los otros constantemente, siempre con buen rollo, en una especie de acuerdo tácito, como sabiendo que es un ingrediente necesario para este tipo de tertulias: “no tienes ni idea de baloncesto, Gonzalo”, “Vete a bañarte al Sardinero, Manolo”, “Cuando te montes en una bici vienes a hablarme del Angliru, Antoñito”. Simplemente acojonante. Gente hablando muy en serio (pero todo impostura) de temas que no tienen ninguna importancia.
Valga esta portada como ejemplo de lo profundo del asunto deportivo
Nada de todo esto es recomendable como hábito, pero un poco de frivolidad en el fondo y en la forma entre tanta mierda me gusta. Al menos estas tertulias no te dejan mal rollo.
Roger
1 comentario:
El verdadero frío entra en tu cuerpo cuando descubres que las tertulias del Pombo, del Café de Oriente, del Español...
Eran lo mismo.
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