Había acudido la canciller a uno de esos cursos de integración previos al examen de lengua, cultura y Constitución alemana que debe aprobar cualquier inmigrante para obtener permiso de residencia, y, muy entusiasta ella, decidió participar como el resto de los alumnos.
Mira que la pregunta que le tocó era fácil, situar en un mapa mudo su ciudad de nacimiento. Antes que ella habían pasado por esa prueba dos inmigrantes africanos, un vietnamita y una peruana que consiguieron salir airosos. Merkel, como dato de referencia para situar Hamburgo, buscó Berlín. Y ahí es cuando el dedo se le va a los reinos de Vladimir Putin y la profesora, un tanto acongojada, le señala en voz baja que "un poco más abajo".
"¿Cómo? ¿Más abajo? ¿Y entonces qué es esto?", pregunta la canciller tozuda, sin levantar el índice de las afueras de Moscú. "Es Rusia", le aclara la profesora. "¡Vaya! ¿Tan cerca?", sigue Merkel, erre que erre.
Un funcionario del Gobierno ha confirmado que se trató de un momento de confusión y que el lapsus no tiene que ver en modo alguno con un plan de Alemania para invadir Rusia. (ja, ja, que gracioso)
Esta es la dirigente del nuevo orden Europeo, por si a alguien le quedaban dudas de la inteligencia de los gobernantes de CUALQUIER país del mundo.
Esta es la dirigente del nuevo orden Europeo, por si a alguien le quedaban dudas de la inteligencia de los gobernantes de CUALQUIER país del mundo.
Lctr. (C&P)
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