“Siento una profunda vergüenza”,
declaró Esperanza Aguirre ayer en una rueda de prensa refiriéndose a la
detención del que fuera su mano derecha, Francisco Granados, en la
‘operación Púnica’, una macrorredada contra la corrupción en la que se
han producido 50 arrestos y casi 300 registros. Según han informado
fuentes cercanas a Aguirre, tras la rueda de prensa la presidenta del PP
madrileño se ha encerrado en su despacho, donde ha procedido a
abandonar su forma humana y recuperar su aspecto original “hasta que
todo se calme”.
“Me retiraré un tiempo. Estoy cansada, que no entre nadie, yo…
dejadme”, ha pedido la política a sus asesores mientras la cáscara de
apariencia humana que conocemos como Esperanza Aguirre ha empezado a
adoptar formas repulsivas e inhumanas para, poco a poco, resquebrajarse y
dejar visibles los conductos capilares mediante los que respira, según
ha relatado un testigo anónimo.
Tras veinte minutos, en los que primero han emergido su cabeza, con
sus avanzadas glándulas olfativas, sus enormes ojos oscuros y,
posteriormente, sus extremidades, la criatura ha conseguido desprenderse
de todos los restos de piel humana y ha resoplado con alivio. “Debo
informar arriba de todo esto”, ha dicho.
“Odio esta piel inútil y hedionda”, ha declarado la criatura mientras
sus múltiples garras prensiles se deshacían del cascarón en el que han
estado atrapadas los últimos años.
“Bliiiiiirrrpp”, ha dicho con las 150 cuerdas vocales que su horripilante cuerpo alienígena tiene distribuidas en los brazos.
“Blrrripppp, ip, ip, rrrrrruiip”, ha añadido la criatura.
La cosa no ha querido aclarar cuándo podrá volver a comparecer con su apariencia humana.
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