miércoles, 15 de julio de 2015

La otra España

Carta de Xavi Hernández a Iker Casillas (La Vanguardia)


Conocí a Iker en el Mundial de Egipto sub-17 y congeniamos enseguida. Éramos unos críos, pero ya nos parecíamos. Nos gustaba vacilarnos y yo siempre he tenido debilidad por la gente rápida de mente. El paso de los años no ha cambiado a Iker, siempre que me preguntan por él contesto lo mismo: "Este es muy buena gente".

Por eso me sabe mal lo que está pasando con él. En los últimos años he visto que no disfrutaba como antes, lo veía incluso amargado y creo que deberíamos hacer una reflexión entre todos en este país al respecto. No puede ser que los deportistas en España no puedan hacerse mayores sin que se les falte al respeto, sin que se deje de valorar todo lo que han hecho por su deporte, al contrario, buscando sus defectos, a veces con mala leche.

Está ocurriendo también con Rafa Nadal, el mejor deportista español de todos los tiempos. Veo a Buffon, que tiene 37 años, y lo veo disfrutar en la portería. Veo a Iker y tengo la sensación de que últimamente jugaba bajo presión, como si tuviera que demostrar lo gran portero que es en cada partido, sin esa felicidad con la que siempre jugó. Ahora se va al Oporto y estoy seguro de que será recibido como un héroe. Alucinará. Fuera de aquí le valorarán más. Yo, por todo lo que me ha pasado en el Barça este año, me considero la excepción, un afortunado, pero Iker merecía el trato que él siempre tuvo con los demás.

¿Cómo no se puede valorar a Iker? ¡Si me ha puesto de los nervios jugando contra él! Para mí es el portero más decisivo de la historia. Qué paradas. Quizás no tenía las mejores condiciones, el mejor juego con los pies como se ha puesto de moda ahora, pero no he visto un tipo más intuitivo que él bajo palos. Cambió la historia de la selección con aquella tanda de penaltis contra Italia. "Tranquilo Luis, que está Iker, este tiene flor", le dije a Aragonés. Pero no era sólo flor. Era algo especial. Las paradas contra Robben en la final del Mundial, una a Perotti contra el Sevilla que parecía imposible... Tantas.

Lo que más me alegra es que hemos mantenido nuestra amistad por encima de nuestros colores. Iker es del Madrid cerrado y yo del Barça a tope pero logramos superar una crisis como lo hacen los matrimonios. Me acuerdo de aquella temporada en que los clásicos eran como batallas. Me llamó y nos dijimos de todo. Empezamos la conversación con la bufanda puesta, como fanáticos, pero para cuando colgamos el teléfono ya éramos nosotros mismos, dos personas que se aprecian por encima de los colores. No se valora que Iker salvó a la selección con aquel gesto. En fin, qué más puedo decir. Me sabe muy mal su salida del Real Madrid. Me da pena. Me parece descafeinada. No hace falta que le diga que es un grande y que lo aprecio mucho. Te deseo mucha suerte en tu nueva etapa en el Oporto, amigo.

Lctr.(C&P)

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