Este año se cumplen los 150 del nacimiento de Herbert George Wells.
A pesar de ser hijo de trabajadores, quería dedicarse a la docencia y la vida intelectual. Con sólo 32 años, ya había publicado cuatro clásicos de la narrativa fantástica que le aseguraron la posteridad como novelista: La máquina del tiempo (1895), La isla del doctor Moreau (1896), El hombre invisible (1897) y La guerra de los mundos (1898). El éxito que estas cosecharon, reverdecido a través de múltiples adaptaciones cinematográficas, condicionó la recepción de sus obras de madurez.
Siempre se ha dicho que era socialista, que era comunista, que era feminista...
Sirva esta entrada para recordarle por esas novelas que en su día eran tratadas como arte menor y que en sí mismas albergaban una nueva manera de entender el mundo. Mi abrazo más sincero al hombre que tan buenos ratos nos hizo pasar. Gracias a él sabemos que el tiempo no es nada y lo es todo, sabemos que ser invisible puede acarrear consecuencias, y sabemos que todos podemos unirnos para hacer frente común ante la repentina e injusta invasión de una necedad que proviene del espacio.
Lctr.
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