miércoles, 27 de mayo de 2009

Sobre Darwin

En esta maravillosa secuencia la ciencia se enfrenta a la superstición. Un cara a cara entre el científico y la superchería... Atención al final, cuando el profesor Abraham van Helsing no encuentra explicación al fenómeno y se ve acorralado, mirad lo que saca del bolsillo de su chaqueta.




Recortes Jm

9 comentarios:

deivit dijo...

Superchieria Vs superchieria

Carlos dijo...

Buen final. No pasa nada por llevar uno de esos en el bolsillo, por si las moscas...

Anónimo dijo...

Durante siglos cuando no se le encontraba explicación a las cosas se sacaba el crucifijo y ¡venga! todos de rodillas a mirar al cielo. Hasta que llegó el pobre Darwin, al que su familia le censuró gran parte de su última obra por considerarle un blasfemo y poner en duda a Dios...

Querido Lecter, hay que encontrrar ya la frase aquella de: "su Dios, es Dios"

jm

deivit dijo...

La religión es una pseudociencia

Arfonzo dijo...

Como dijo aquel, yo creo en un solo Dios: el de "mecagüen"

Carlos dijo...

Al final, a pesar de que me parece desmerecer el trabajo de Darwin cuando se le relaciona con la religión, estamos hablando de eso. Hay que resignarse. Recordemos que el mismo Darwin decía que se podía ser perfectamente evolucionista y teísta. Él nunca se definió como ateo, más bien se identificaba con algún tipo de agnosticismo.

Lo cierto es que sigue habiendo muchas razones para pensar que algún tipo de "dios" debe haber. Darwin nunca lo negó, y Einstein p.ej. así lo creía, y otros.

Lo que sobra son las religiones, o algunos aspectos de ellas.

Aprovecho para recordar a José Luís Cantero, paradigma de la evolución. Agustísimo.

deivit dijo...

Interesante este punto de vista, Carlos.
http://blogs.periodistadigital.com/debatespd.php/2009/05/27/arsuaga-darwin-seleccion-sexual-5444

lecter dijo...

Espectacularmente malo el Bela Lugosi, eso es lo que le hace grandioso. Su Dios es Dios.

"Look at my eyes
I'm the son of the night..."

(Resacoso, Alternao y Continuao, miedo presente)

Carlos dijo...

Anécdota:
Una mañana de jueves santo, temprano, hace muchos años, pasó por la calle una tropa de granaderos de esos que van marcando el paso a golpe de tambor y armando demasiado escándalo. De pronto se levanta la persiana de la terraza de la casa de al lado y sale en calzoncillos un hombrecillo en un lamentable estado resacoso, y señalándoles con el dedo les soltó varias veces el siguiente grito: ¡ME CAGO EN VUESTRO DIOS! ¡ME CAGO EN VUESTRO DIOOOOSHH!