domingo, 23 de noviembre de 2014

Apuntes interesantes

Carlos Sánchez
EL CONFIDENCIAL


España tenía en el primer tercio del siglo XX una estructura social más propia del feudalismo que de la edad contemporánea. Hasta el punto de que apenas el 4% de los propietarios o cultivadores (unos 164.000 individuos) retenía, al menos, el 49,5% de la renta agraria, fundamental en la producción nacional en un país que vio pasar de largo la revolución industrial.

Entre todos los aristócratas destacaban el duque de Alba y el del Infantado. No es para menos teniendo en cuenta que la Restauración convirtió en referente social todo lo que oliera a aristocracia. Entre 1874 y 1931, ‘nacieron’ 167 condes, 30 vizcondes y 28 barones.

Para hacerse una idea de lo que significaron aquellos años en que reinaba la aristocracia y el poder caciquil, basta decir que de no mediar la crisis demográfica derivada de la guerra civil y la postguerra, España hubiese tenido en 1950 el mismo número de analfabetos que en 1887.

Es evidente que doña Cayetana no es la responsable de las tropelías de su padre ni de su estirpe, pero ocultar lo que ha significado la Casa de Alba para este país como se ha hecho en los últimos días, refleja el desprecio por la historia, lo que hace que España caiga una y otra vez en los mismos vicios. Las recesiones y los elevados niveles de desempleo no caen del cielo, son fruto de errores cometidos en el pasado.

Y ver ovacionando a miles de ciudadanos con lágrimas en los ojos a la insigne representante de una rancia aristocracia sólo puede repeler en el siglo XXI. Sobre todo cuando esas muestras de dolor se hacen desde una de las regiones más pobres del país, con altísimos niveles de paro a causa de su secular atraso económico.

Debido, precisamente, al poder de esas manos muertas que denunciaban hace más de un siglo los regeneracionistas. Ya decía hace algún tiempo el expresidente extremeño Rodríguez Ibarra, con razón, que cuando un señorito invitaba a los pobres a una fiesta flamenca era para dar palmas.

Da todavía más náuseas, escuchar, o leer, a un exalcalde sevillano, que se dice socialista, retratando a doña Cayetana como ‘machadiana’, cuando el bueno de don Antonio -que murió sólo y pobre en el exilio de Colliure abrigado por el mismo gabán de toda la vida- representaba justamente lo contrario que la Casa de Alba: la humildad.


Y hablando de Machado, no estará de más recordar que en una ocasión Churchill, siendo Jacobo Fitz-James Stuart embajador español en Londres en los años más negros del franquismo (era pariente muy lejano del premier británico) le recomendó que Franco diera una amnistía para aquellos que había perdido la guerra y que literalmente se morían de hambre (no eran los dirigentes políticos). El duque le contestó que no podían dejarse impunes 400.000 crímenes. Todo un gesto de magnanimidad para un hombre de tan alta alcurnia... (Seguir aquí)

Lctr.(C&P)

No hay comentarios: