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sábado, 17 de marzo de 2018

Déjame salir, por favor, que ya no vuelvo a entrar...


Después del título e imagen de esta entrada a lo mejor alguien piensa que a continuación voy a desgranar, o a criticar, o a detallar, o a diseccionar, o a pormenorizar y estudiar  este trabajo merecedor de un reciente Oscar al mejor guión original.

Pues no.

No voy a hacerlo, porque sería darle demasiada importancia a algo que no tiene importancia alguna.

Lo que sí voy a hacer es intentar explicar el por qué, en el año 2018 de nuestra era, hemos llegado a este panorama artístico desolador en todas las disciplinas, incluida la del cine, en la que un bodrio como este ha sido capaz de alzarse con uno de los premios más "prestigiosos" del "séptimo arte". (Formas del Agua aparte..)

Comencemos desde el principio.

Desde que los hermanos Lumière en 1895 asombraron al mundo proyectando a unos obreros que salían de una fábrica en plano fijo, el cine no ha dejado de evolucionar.

Para ese momento de la historia, las artes anteriores como eran la literatura, la pintura, la escultura, o la música, ya estaban bastante trabajadas y prácticamente habían dado todo lo que podían dar de sí. Los hermanos Lumière nos regalaron en aquel instante toda  una nueva forma de expresión que incluía, o abarcaba, a todas las manifestaciones artísticas conocidas hasta entonces en una única y sublime manera de fusionarlas y reunirlas a todas.

El cine se convertía así en la representación artística más importante que el ser humano haya tenido nunca. El medio de expresión de ideas, la herramienta cultural más potente, que la humanidad haya tenido jamás.

Y así pasó todo un siglo XX en el que fuimos creciendo y descubriendo una nueva manera de comprendernos y representarnos como especie, envueltos en una tendencia artística en continua evolución, que no dejaba de sorprendernos y admirarnos conforme las técnicas y los lenguajes iban progresando. El ser humano era capaz de expresar de manera cada vez más certera su desazón en el mundo, y compartirla con todos los demás.

Todas las manifestaciones artísticas que en el mundo han sido siempre han generado dinero. Pero así como la pintura, o la literatura, o la música, han generado beneficios muchas veces después de que los autores hubieran muerto, esta última de ellas, el cinematógrafo, por su "portabilidad", y capacidad de llegar a grandes masas de manera "quasi" simultanea, se ha constituido como la más rentable de todas ellas en tiempo real. De hecho el cine ha generado una industria no comparable a ninguna de las artes conocidas hasta entonces. Una verdadera fuente de ingresos que hace que hoy en día los autores y estrellas protagonistas de sus historias lleven auténticas vidas de reyes sobre la tierra, y los productores y "financistas" del negocio sean equiparables a  genuinos emperadores.

Y este fue, y ha sido, el principio del fin.

Cuando las empresas cinematográficas se dieron cuenta de la pasta que se podría ganar llegando con sus productos al mayor número de personas, los artistas del género pasaron a ocupar un segundo lugar.

¿Para qué vas a pagar a un Kubrick, o a un Arthur Penn, habiéndo chavales que te hacen "lo mismo" (vease Spielberg y su "Tiburón") con unos beneficios mucho más suculentos...?

En la actualidad ni siquiera hace falta que conozcamos el nombre del autor de la obra. Películas como "Emoji", del año pasado, con un coste de producción de cincuenta millones de dolares (una ganga) generó en su primera semana de estreno en todo el mundo más de mil millones de euros. 

Para que un subproducto como este sea capaz de recaudar semejante cantidad solo hace falta una promoción salvaje en todos los medios y el trabajo está hecho. Sin importar lo más mínimo la calidad o el contenido de la mercancía.

"Emoji" es un producto comercial para niños de fácil distribución, pudiera alguien pensar, pero no nos equivoquemos, el panorama del cine actual sigue este mismo patrón en todas las escalas. Solo hay que echar un vistazo a los premios Oscar, después de la aparición de Spielberg y Lucas, para comprobar que el mecanismo es idéntico.

Hoy en día con una buena "promo" a nivel local, eres capaz de introducir mercancías deleznables como "Torrente 5 (Operación eurovegas)" u "Ocho apellidos Vascos", y forrarte con ello.

A nivel mundial solo tienes que dar un Oscar a cualquier bodrio para que el negocio sea rentable independientemente de su calidad. Los medios están comprados. Los críticos ni te cuento (son vergonzantes los elogios de Boyero a subproductos como "La forma del agua") Todo está amañado, atado y bien atado, para que la legión de mindundis que conformamos la humanidad pasemos por taquilla.

Por todo ello las críticas de los nuevos productos del cine sobran.

Porque ni siquiera son cine.

Lctr.

martes, 8 de junio de 2010

El periódico Wilhelm

Es posible que recordeis el "grito Wilhelm"...

Bien, pues existe algo parecido con respecto a la prensa en cine y tv. No se exactamente cómo se llama, quizá alguno de los avezados naturamundianos lo sepa. Pero hay algunas posibles explicaciones; una, que no haya nada nuevo que contar y otra, que toooodas las series sucedan el mismo día, da igual si están ambientadas en la actualidad o en los años 80. A lo mejor es el día de la marmota de las pantallas...


Más ejemplos por aqui.

EGTonetti.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Es mucho, Fesser...

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Vi ayer en La 1 tu película de consagración, tu película de comunión con el mundo de los premios que tanto te gusta, al final bebiste del cáliz, del que dices no comulgar, y no dejaste ni una gota. Constituye tu bautismo y tu confirmación de un sólo golpe.

A lo mejor te crees que ninguno vimos las películas dedicadas a santa Bernadette, de las cuales recordamos la interpretada por Jennifer Jones como quintaesencia del sadismo y del delirio religioso.



Por no hablar de esta otra, más amable, mejor película, pero no menos abominable.



También todos hemos visto, y sufrido, las películas interpretadas por Pepa Flores.



Pues tú, ni corto ni perezoso, como maestro de la remezcla y del cuteandpaste que eres, veo que no dudaste ni un segundo en juntar todo eso, niña, tómbola, sacrificio, religión, sadismo, y agitarlo fuerte pa ver que salía.

El experimento no podía fallar y te sirvió de entrada en el reino de los Goya.

Ya te vale...

Lctr.

PS: Lo del plano final lo dejo sin comentarios, sobre todo después de oírte en la entrevista posterior.