viernes, 5 de marzo de 2010

Maestro del suicidio

"La obra del hombre no es nada, es la larga jornada para recuperar, por medio de las desviaciones en el arte, las dos o tres imágenes sencillas y admirables, que primero ganaron acceso a nuestro corazón."

Albert Camus



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Afirmaciones como las de Camus siempre me han atraído porque ofrecen respuestas y, aunque me he suavizado a lo largo de los últimos años aprendiendo a satisfacerme principalmente con preguntas, todavía me seduce la fantasía de una fácil e indolora, para no mencionar romántica, explicación de nuestro viaje a lo largo de la vida. Sin dolor, esto es, a menos que las "sencillas y admirables imágenes" a las que se refería Camus, fueran en si mismas dolorosas, y que su acceso a mi corazón hubieran sido como una puñalada.

El 15 de Septiembre de 1959, fui testigo de la sangrienta secuela de una explosión de bomba en nuestra escuela primaria. Un loco se mató junto a otras cinco personas al detonar una poderosa bomba en los terrenos de la escuela. Fue un evento extremadamente difícil para mi y mis compañeros del sexto grado, nadie le otorgó mayor consideración a nuestra experiencia traumática. Es más, casi nada se comentó al día siguiente cuando regresamos al colegio. Aquellos de nosotros que sobrevivimos la explosión y que vimos aquellos cuerpos, nos convertimos en parte de la conspiración de silencio y negación, condenados a tratar de recuperarnos de esa "admirable imagen".

El recuperar esa imagen de mi memoria necesariamente me ha acercado mas a la muerte, y me ha llevado a examinar nuestras actitudes culturales que niegan la muerte. El historiador Philippe Ariés describe esta actitud como la "muerte prohibida". Tal vez en nada se encuentre mayor negación que con respecto a ese tabú social del suicidio.

Mi actual proyecto, la serie sobre el SUICIDIO, procura tocar ese tema socio-psicológico con una mirada irónica, viendo el suicidio tanto del lado serio como de la perspectiva humorística. Las fotografías son escenas construidas y dirigidas en donde se me ve a mi mismo en un acto suicida en una variedad de formas extravagantes. Trato de adelantar la credibilidad de las escenas al presentar información hyper-realista proveniente del uso del formato 8"x10" al mismo tiempo que ampliar las fotografías a medidas muy grandes de 32"x42" en blanco y negro.



René Magritte dijo que no debemos temerle a la luz del día solo porque casi siempre tiende a iluminar a un mundo miserable, y así es con mis fotografías que intentan presentarle al espectador varios de los temas relacionados con miseria y muerte --reconocer la negación de la muerte, la cohesión con el yo, conductas auto-destructivas y enajenadas-- contra un fondo de humor. En este contexto, el humor es más que una forma astuta para llegar a nuestras partes mas oscuras. El humor también es una reafirmación de vitalidad y de poder reconstructivo para mantenernos a lo largo de esa larga travesía en los senderos que se bifurcan entre el arte y la vida, al margen de cualquier imagen que recuperemos o de la cual hay que recuperarse.

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Bill Thomas. Fotógrafo. 1997.

El resto de fotos por aqui.

Cutepaste EGTonetti.

2 comentarios:

Lecter dijo...

Bien, Bill, bien...

Anónimo dijo...

Morir arado por un tractor me parece algo retorcido.

La de la escopeta y el perro hay que reconocer que es una foto arriesgada.

Rg