jueves, 31 de mayo de 2012

Adiós la luz... (costa)

Amenazada la playa de Valdevaqueros, una de las últimas joyas vírgenes de España.

Valdevaqueros, una de las pocas playas vírgenes del municipio gaditano de Tarifa, puede cambiar radicalmente su faz de seguir hacia adelante los planes urbanísticos aprobados por su ayuntamiento. El proyecto cuestionado por colectivos y ecologistas y que está alcanzando cotas de repercusión nacional, contempla la creación de un complejo urbanístico de 1.423 plazas hoteleras y 350 viviendas. Ante ello numerosas organizaciones entre las que destacan Greenpeace y Equo, se han rebelado contra la decisión del pleno del ayuntamiento tarifeño de construir este megaproyecto en una zona que ellos califican como «de especial valor ambiental» y con un «cordón dunar único en Europa»

El alcalde ante la polémica surgida contra el proyecto ha colgado en la web municipal su argumentario a favor. En ella defiende que es una actuación urbanística de carácter moderno, actual y en la línea de un “desarrollo blando” e integrado en el medio físico.

El actual alcalde, Gil García, ha sido cabeza de cartel de cuatro formaciones diferentes (Partido Andalucista, IU, Tarifa Agrupación Independiente Popular y Partido Popular) y tres veces ha cogido la vara de mando primero con IU, en 1999, luego con TAIP, en 2003 y ahora con el PP. Se le conoce con el sobrenombre de doctor en transfuguismo.

Según los ecologistas, el proyecto es de la empresa GMT, al frente de la cual está el arquitecto Juan Muñoz Tamara, (marido de la periodista Ana Rosa Quintana), que también dirige el proyecto de construcción de un polémico macrohotel en El Palmar, otra playa casi virgen ubicada en el término municipal de Vejer de la Frontera, también en Cádiz. (vease foto)
























Era inevitable.

Cabrones...

lctr.

2 comentarios:

Carlos López Martínez dijo...

Qué tiempos aquellos en que desde Conil hasta Trafalgar apenas había cuatro casas con el nombre de El Palmar. Tiempos en que la zona era militar y, por tanto, limitada a los visitantes. No sabe uno que es peor si aquello o la libertad de paseo. Este año volveré por allí, a disfrutarlo mientras quede algo que disfrutar

Lecter dijo...

Razón tienes, Carlos, en aquellos tiempos podías ir a la playa sin agua dulce ya que podías beber en el manantial de los caños (de meca).

Esto se estaba viendo venir, y era inevitable.

Abrazos