miércoles, 29 de octubre de 2008

Engaños interesados - El vendedor de quarks

Tras leer lo que Lecter nos copiapega sobre Asimov y el agua con sentimientos y en general sobre los tipos de engaños os cuento aquí una anécdota interesante.

Hace algunos años - aun era la peseta la moneda en curso- pude asistir a uno de los engaños más espectaculares que jamás he visto: el extraordinario caso del vendedor de quarks.




Una mañana de rastro, por la parte de arriba de la Ribera de Curtidores, mezclado entre los vendedores de artesanía, cuero y esas cosas, había un puesto donde el comerciante tenía dispuestas sobre su tenderete un montón de cajitas, todas muy parecidas, pero todas muy simples, nada decorativas ni nada especiales por fuera. Al acercarte veías entonces un cartel que decía "QUARKS". ¡Vendía quarks! Cada cajita contenía quarks, según el vendedor, y según qué cajita podían ser quarks del amor, de la salud, de la amistad, del dinero, etc.

Se trataba de que dentro de la cajita tú tenías que dar por hecho que había uno y por supuesto no la podías abrir porque se escapaba, así que lo que tenías que hacer era comprar la cajita en la que estaba confinado ese que tanto te interesaba y llevártelo a tu casa. Veinte duros cada quark.

¿Engaño? Estrictamente no, ya que evidentemente las cajitas contenían quarks ya que toda la materia del universo está hecha a partir de dos partículas fundamentales que son los quarks y los leptones. Así que quarks había (y muchos). Otra cosa es que unos sean los del amor, otros de la salud u otros del dinero o de lo que sea. Eso ya forma parte de tu capacidad de creer en aquello que no conoces y es ahí donde tiene lugar el engaño. De hecho no estoy seguro de que el vendedor supiera muy bien qué era eso de los quarks, lo cual hace muy meritoria su trampa. Un artista. Este tío sí que vendía aire literalmente.

Pero somos así, nos gusta entrar al trapo y comprarnos el quark de la salud, la pulsera de la energía y el colgante del amor que hará que todo nos vaya bien. Y nos lo creemos y ponemos toda nuestra fe en ello. Y vamos a que nos echen las cartas y nos lean el futuro, y compramos agua con sentimientos. Es un acuerdo tácito: necesito creer en algo y no plantearme incógnitas. Nadie nos pone una pistola en la cabeza para que lo compremos, pero nadie nos pone al lado un libro donde se nos explique qué es eso. Pero ¿qué libro nos puede explicar qué es una pulsera y por qué no existen las pulseras del amor? Hay una parte muy importante que tiene que ver con lo que el engañado quiere ver al otro lado del mostador.

Estos son los engaños interesados, donde el interés lo tiene el que vende pero también el que compra. No me parecen los más graves. Aún quedan engaños peores, donde nadie saca nada y que son fruto sólo de nuestra debilidad como humanos. Estos son los peores. De esos habría que hablar otro día.

Carlos

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Quarks no sé, pero LEPTONES los hay a patadas.
Sin ir mas lejos me encontré dos el otro día en la tabernita.

Anónimo dijo...

Es muy ingeniosa la picaresca para sacarle pasta a la gente. El otro día pasé al lado de dos vagabundos que tenían diferentes recipientes para las limosnas. En cada uno de ellos había un cartelito, "para bebida", "para porros", "para cocaina" y de este modo los transeuntes podían elegir a qué tipo de adicción destinaban su dádiva.

jm

Anónimo dijo...

Yo cuando voy al mercado y pido quark-to y mitad de jamón con veta, ¿me engañan desde una perspectiva cuántica? Yo, como pienso que el universo es fenomenológico, voy y me lo como en pan con un tomate estrujao, ¿es un placebo metafísico o qué? Pregunto a los expertos.
De acuerdo con Lecter, a mi los leptones me tocan los...En fin, abrazos ad libitum.

Anónimo dijo...

jm, también estaba el vagabundo que puso dos cacillos, en uno ponía "mujeres" y en el otro "hombres".

Carlos

Anónimo dijo...

Estonia,Lituania y LEPTONIA, ¿no?