miércoles, 15 de julio de 2009

La conspiración lunar ¡vaya timo!


Cualquiera puede hacer la prueba. Si escribimos Luna y Teoría de la Conspiración en el buscador de Google, aparecen con 320.000 referencias, lo que nos permite hacernos una idea de hasta qué medida está extendida la fantasía de que el ser humano nunca aterrizó en nuestro principal satélite y cuál es la controversia que el asunto desata. Los partidarios de que el viaje fue un fraude preparado por el Gobierno de EE.UU. y la NASA están convencidos de que el Apolo XI era en realidad una nave de cartón piedra y de que las imágenes de televisión que asombraron y emocionaron a millones de personas en todo el mundo hace ahora cuarenta años (20 de julio de 1969) no eran más que el resultado de un burdo montaje rodado en un plató de televisión.

La bandera ondea, cuando no debería porque en la Luna no hay atmósfera:
«Es el argumento más repetido y el más fácil de desmontar», asegura Fernández Aguilar. «Y es cierto, no puede ondear en un ambiente en el que no hay atmósfera, pero es que no ondea». Según explica, «se trata de un error de percepción, ya que vemos la fotografía de la bandera y creemos que ondea, pero no es así». Lo que ocurrió es que los astronautas, que ya sabían lo que se iban a encontrar, colocaron la enseña de tal forma que diese sensación de movimiento. «En la parte superior había una especie de travesaño horizontal para que la tela no cayera. Ya se sabe, es el orgullo americano».


En las imágenes del paseo lunar no se ven las estrellas:
En la Tierra, si hacemos una fotografía del cielo con nuestra cámara, «el tiempo de exposición es tan pequeño y la luz tan tenue que no da tiempo a que la luz de las estrellas entre en la película». En la Luna, «ocurre lo mismo. La claridad es tremenda de día y de esa forma no se pueden captar las estrellas». En las fotografías de la Estación Espacial Internacional (ISS) y los paseos espaciales en los transbordadores «nunca se ven las estrellas por la misma razón».

Las sombras de los astronautas y de los objetos no son paralelas cuando deberían serlo:
«Si cogemos dos palos y los ponemos uno al lado del otro, veremos sus sombras paralelas. Pero si pasamos esa imagen en tres dimensiones a una fotografía o a un monitor, a las dos dimensiones, entra la variable de la perspectiva y parece que se cortan en la lejanía»

La retransmisión del alunizaje y el paseo espacial fue rodada en un plató por Stanley Kubrick:
Es posiblemente la hipótesis más alucinante, y lo más curioso es lo absurdo de su origen. «La idea viene de un documental, 'Operación Luna', dirigido por William Karel y que emitió la cadena francesa Arte », explica el autor. «Cuando vi el documental, me quedé espantado. No me lo podía creer: aparecían agentes de la CIA y ex empleados de la NASA que reconocían que el viaje a la Luna era un montaje. No fue hasta que leí los títulos de crédito que me di cuenta de que el vídeo era un divertimento, un juego». Lo cierto es que el propio director admitió que la película era una invención, que se trataba tan sólo de una especie de broma experimental. De hecho, incluye tomas falsas de las mentiras y música cómica. Hasta los nombres de los entrevistados son inventados «y coinciden con personajes de películas de Kubrick».Para más inri, se emitió en día de los Santos Inocentes en muchos países. Sin embargo, «muchos lo dieron por cierto. Las tonterías son más fáciles de entender que aquello que te obliga a pensar».

El coche lunar es demasiado grande y no pudo ser trasladado en la cápsula espacial:
«El planteamiento es idiota». Fernández Aguilar no puede sino reirse. «El Rover, el vehículo lunar, estaba plegado. Es como un mueble de Ikea. Hay vídeos muy interesantes en los que se ve cómo se despliega y se le colocan las cuatro ruedas y otros componentes».
Si las hipótesis conspirativas son tan fáciles de refutar, ¿por qué creemos en cosas raras? «El ser humano tiende a creer lo fácil, aquello en lo que no tenga que pararse cinco minutos para pensar», dice el autor. «Quizás tenga que ver con la cultura de lo inmediato», añade, aunque existe otro componente psicológico: «No creemos las versiones oficiales para no sentirnos como títeres y huir del rebaño. En España, esto se acrecienta con el rechazo que a algunos les produce todo lo que viene de Estados Unidos». Además, con los misterios «también se hace negocio». Como contrapartida, la NASA «es muy transparente y ofrece gratis muchos de sus materiales».

«La conspiración lunar ¡vaya timo!» (Laetoli) Eugenio Fernández Aguilar

cortapega
deivit

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta frase «El ser humano tiende a creer lo fácil, aquello en lo que no tenga que pararse cinco minutos para pensar», del autor del desmantelamiento del timo lunar, explica parte del por qué se da bola a estas cosas, pero no lo explica todo. Falta algo más que es la necesidad de identificarnos con el "a mi no me engañan", lo cual es para descojonarse porque es cuando realmente te la están colando, con lo cual concluyo que no somos tontos simplemente, sino doblemente. Todo un logro.

Roger

lecter el mentiroso dijo...

Sí, sí, todo eso está muy bien, pero mentira, es mentira, de eso no cabe duda alguna...

jejej