Gracias, querido Alfonso, por esa entrada revolucionaria que has tenido. Echaba yo de menos un poquito de movimiento.
Quiero hacer una reflexión sobre tus palabras y de paso, echar unos tocones al fuego.
Sí. Así puede describirse la historia. Una historia de ladrones y honrados o de honrados y ladrones, sin importar el orden, sin afectación en ninguna de las partes.
Generalizando podríamos decir que esta vida que nos envuelve, que nos sobrecoge, que nos fascina, y que nos hastía, es fruto de dos posiciones encontradas (San Agustín).
La cosa, la preocupación, la inquietud reside en la imposibilidad de tomar partido por algo, sin tener la sensación de que con esa decisión estamos estropeando otro algo.
Cuando un ser toma partido y elige con vehemencia una dirección, véase foto adjunta...
No nos cabe duda de que, con su forma de actuar, está generando esto otro
Pero curiosamente, esto otro que ha generado es, a su vez, cimiento y sustentación de su propia existencia.
No se si me explico. Tampoco se muy bien lo que digo. Pero creo que la flauta suena por este camino. Cuanto mayor fuerza tiene la supuesta elección, tanto mayor es el tamaño de la cagada, y ambas, elección y cagada, conforman de manera misteriosa y sublime este curioso paisaje de cangrejos violinistas y hombres desconcertados.
No se como decirlo sin cagarla, no se como decirlo sin afectación. Por eso no voy a decirlo y simplemente coloco esta imagen.
Saludos cordiales
Lctr.
PS.
Hagas lo que hagas, ponte bragas.
1 comentario:
La fuerza y su retorno tenebroso.
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