miércoles, 23 de diciembre de 2015

El acabar de la Fuerza


Parece que fue ayer cuando hace treinta y ocho años esperábamos expectantes en la oscura sala de cine el empezar de "Star Wars"

Siempre me gustaba ir al cine los días de diario. Esos días se podía disfrutar mejor de la película por el ambiente más íntimo y sin aglomeraciones. La sala olía a ambientador, y a palomitas, y a nervios, y a ilusión, y a curiosidad. Las luces se apagaron, se hizo el silencio. Después de oír la fanfarria de la 20 Century Fox, en la pantalla unas sencillas letras azules en arial minúscula, nos indicaban que lo que íbamos a ver sucedió hace mucho tiempo y en una galaxia muy lejana...

Con el primer y explosivo acorde orquestal de la música de Williams, unas letras amarillas en perspectiva nos situaban en el contexto de la historia. Las letras pasaban lentamente para perderse en el espacio profundo. Ahora solo había estrellas. La cámara desciende ligeramente y vemos un sistema planetario como escenario en el que una nave rebelde está siendo atacada. A continuación aparece un crucero imperial enorme, descomunal, que no terminaba nunca de pasar. Todos nos quedamos boquiabiertos. Era la primera vez que veíamos y escuchábamos algo así. El sonido de los rayos láser, junto con el de las naves y la música de fondo, inauguraba una nueva manera de hacer cine. El cine de los grandes efectos especiales.

Con el tiempo esta manera de realizar películas daría al traste con los formatos tradicionales, y seguiría vigente en la industria cinematográfica hasta nuestros días. Pero esto ya es otra historia.

Ayer pude ver la última entrega de Star Wars. "El despertar de la Fuerza".

Y qué queréis que os diga .

Una vez más la guerra es el centro de todo el argumento. La guerra, por supuesto, entre el bien y el mal. El mal como siempre representado como algo ordenado, uniformado, oscuro, serio, implacable... Y el bien como algo desordenado, desaliñado, pobre, y aleatorio. 

A partir de aquí todo sigue igual. La película es una copia exacta de aquella que vimos por primera vez hace tantos años, por eso no hay nada que nos sorprenda en ella. El nuevo director tenía en su mano dar un giro argumental y un cambio a toda la saga para que resultara nuevamente interesante, pero no lo ha hecho. En su lugar ha preferido, o ha sido obligado, a seguir las pautas de la nueva productora, Disney, para continuar obteniendo beneficios del nuevo público infantil. 

Lo que pienso que no han tenido en cuenta es que a lo mejor al nuevo público infantil este tipo de películas se la suda. Pero bueno, siempre tendrán a los padres nostálgicos que les comprarán todos los juguetes como si fueran para ellos.

Para los que nos gusta el cine la película es un bodrio más, como ya lo fueron las tres últimas realizadas por Lucas, donde persisten el despropósito argumental, la flojera del guión, y la mala puntería de los soldados imperiales que siguen sin dar ni una. La banda sonora está regularmente ensamblada y no hay mucha originalidad en cuanto a nuevos efectos de sonido tan característicos de la saga.

La aparición de los viejos personajes de las entregas anteriores está inmersa en el patetismo, en la lástima, y en la vergüenza ajena. Han Solo, en un inverosímil papel, se asemeja a la reencarnación de Miliki. La princesa Leia parece una colaboradora de "Sálvame", y lo de Luke Skywalker..., mejor verlo.

La fuerza, joven padawan, parece agotarse en la galaxia.

Lctr.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno esto, sobretodo el principio.

Rg