sábado, 13 de diciembre de 2008

Piedra o tijera, el papel no vence nunca

Sobre pares y nones.
La misión de todo sistema es controlar, procurar un equilibrio que mantenga al propio sistema, aunque este equilibrio vaya en detrimento de alguna de sus partes.
En el ejercicio de tal control, si este se ejerce sobre personas, se deberán tener en cuenta las múltiples variables que la propia capacidad de la mente humana genera.
El modelo más extendido de control, dada su sofisticación y su porcentaje de éxito, se llama alienación, proceso por el cual se generalizan un puñado de conductas, intentando reducir el número de las variables anteriormente mencionadas.
El fin último es que se establezca en el sujeto una percepción de libertad, o sea que ese puñado de conductas son todas las posibles y que puede optar por cualquiera de ellas.
La experiencia demuestra que las personas desilusionadas son fácilmente alienables, personas que en homenaje a Orwell llamaré Winstons. Por lógica, para que un Winston se desilusione anteriormente debe haberse ilusionado. Para ello el sistema desarrolla una serie de mecanismos por los cuales grupos de humanos se socializan en torno a una idea, de tal manera que el mismo grupo erradica la individualidad en beneficio de un supuesto bien común, siendo así más controlables y por otro lado aislando a los elementos o corrientes de pensamiento que aboguen por conservar su calidad de individuos, también llamados sedicentes.
El instrumento genérico se denomina Esperanza, sus variantes, Herejía, Revolución Burguesa, Revolución del Pueblo, Sueño Americano, Unidad de Destino, Sociedad del Bienestar, Globalización.
Todos necesitamos un Woodstock, creer que un mundo mejor es posible, para terminar amando al Gran Hermano.
Pero el sistema se olvida en ocasiones de una de las más poderosas variables que identifican al ser humano: La memoria.
Hace 5 años, por estas fechas, Carlos Martín, más conocido en los aranjueces como Homer, llevaba seis meses de prisión en Grecia, en espera de un juicio que no llegaba, sobre unos cargos que variaban de mes en mes y no se clarificaban, lo que le empujo a él y otros 4 compañeros a un a huelga de hambre indefinida que duró 52 días. La brutalidad de la policía griega no ceso ni en los momentos de mayor debilidad de los huelguistas. A quien interese en este enlace está la declaración del médico psiquiatra que les atendió cuando su estado era de gravedad extrema
http://www.nodo50.org/moc-carabanchel/campa%F1as/otras/presos_tesalonica/presos_tesalonica_pesadillas.htm
Yo no olvido.

Posiblemente la razón por la que todavía hay gente que de diferentes maneras, con mayor o menor acierto, más o menos alienados, siguen dándose de bruces contra El Muro, esta razón, digo, la formuló un alquimista llamado Antoine Lavoiser pues dijo que "si se realiza trabajo sobre un sistema o bien éste intercambia calor con otro, la energía interna del sistema cambiará", y según me indican prohombres, esta es una de las leyes universales que siempre se cumplen.

Lo siento, a mi los calentones me dan verborraicos.

Arfonzo

Para aligerar, o no. Pares y nones


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos, queramos o no, pertenecemos a MATRIX y hasta las grandes rebeldías se controlan o se asimilan.
Alineación.

En el fondo de la sociedad queda el individuo que se acorrala y solo piensa en si mismo.
Sobrevivir.

Siempre papel

Anónimo dijo...

El Forges, cojonudo, dice mucho de hacia donde van las cosas.