Propuesta no de ley para que la palabra taxista tenga una nueva acepción en el RAE: insulto.
De ese modo cuando llames a alguien “taxista” en realidad le estás calificando de maleducado, intransigente, estafador, racista, ultraderechista, caradura y guarro.

Yo no tengo carnet. Me muevo habitualmente en transporte público y puntualmente en taxi desde hace unos 20 años; se de lo que hablo. Hoy mi indignación con el sector alcanza cotas que pensaba que eran difíciles de superar al leer en el periódico sobre las protestas en el aeropuerto, los piquetes violentos de los pesetas. Se quejan del intrusismo en el sector y hacen una protesta como sólo ellos la saben hacer, a base de patadas, insultos y broncas. Con ellos no va lo de la protesta organizada como todo el mundo, con pancartas y silbatos, con consignas y autorización oficial de la marcha… Eso es para los pringados ciudadanos comunes… Ellos son taxistas. ¡Qué cojones!
Están muy mosqueados, además de por escuchar a Federico y su emisora, que les mantiene calentitos todo el día y alerta ante España, porque les quieren imponer unas normas. En un breve del artículo se añade una información:
El borrador de la nueva ordenanza
- Los taxistas sólo podrán bajar la bandera cuando el coche llegue a la puerta de la casa del usuario que ha pedido el servicio por teléfono.
- Todos los vehículos dispondrán de cobro con tarjeta de crédito.
- Los taxis no podrán tener una antigüedad superior a seis años. Es uno de los puntos más criticados.
- La normativa prohibirá la utilización de prendas y calzado deportivos y de baño, así como pantalones cortos, camisetas sin mangas y sandalias.
- La ordenanza establece además el número de horas mínimas (siete) que tiene que trabajar el taxista, pero no hace referencia al máximo. Es otro de los puntos controvertidos. Se prevén zonas de circulación restringida para los taxistas.
Están en contra de prácticamente todo. A mi ya me cansa cuando pides un taxi de empresa y llega con una cuenta de 6 euros o más, me cansa que me cuenten otra vez que se han perdido, o que le han dado mal la dirección por la emisora, o que había atasco o… ya les digo que no me lo cuenten, que ya me lo sé. Me cansa que no te quieran cobrar con tarjeta porque no les sale del bolo, el otro día un taxista me puso mala cara cuando le quería pagar una carrera de 23 euros con tarjeta. Me dijo que prefería que me bajara a un cajero y sacara dinero porque a él le cobran comisión por la tarjeta, me dijo que por esa carrera le podía cobrar como 3 euros o más… Y yo por no discutir me bajé y saqué la pasta. Estoy cansado de entrar a un taxi y que huela a estercolero, a tabaco, a sudor y que te percates que a ese coche hace meses que no lo limpian. Cansado de ver como se mosquea el tipo por decirle que baje el volumen de la COPE y de mantener conversaciones que inicia el taxista y que van indefectiblemente dirigidas a cagarse en los socialistas, los catalanes, vascos, emigrantes (un tema por el que sienten predilección), los jóvenes y en realidad en todos los que no consideran españoles de bien…
Estoy cansado ya. Y dejaría de coger taxis (que es lo que hago a no ser que no me quede otra) si no fuera porque tengo todo el derecho del mundo a que me lleven mientras pague por el servicio. Que me lleven y a ser posible lo más confortablemente posible. Cuesta un huevo un taxi y el servicio debe estar acorde a ese precio. Sigo leyendo el periódico sobre la bronca de barajas y describen otra de las situaciones habituales en el mundo taxista…
“Una maleta gris y otra azul arrastrada más de la cuenta. Juanjo y Nieves, dos navarros de 28 años cada uno, aterrizaron ayer en la T-1 de Madrid tras 18 horas de vuelos con transbordo desde Los Ángeles. Aguantaron dos horas en la cola para esperar taxi. Y, después, la sorpresa. Ningún conductor les quería coger. Se bajaron de tres. El motivo: iban demasiado cerca.
"Me ha dicho que no me lleva porque Alameda de Osuna no está en su ruta", protestaba él. A ella, cansada, sólo le salían lágrimas. "Es la impotencia, no me lo puedo creer", protestaba. Pidieron hojas de reclamaciones.Pero las hojas de reclamaciones no llegaron. No se las dieron. Protestaron sin éxito a los policías nacionales que controlaron la concentración. Llamaron a la Policía Municipal por teléfono. Llegó una pareja en moto. Obligaron a un taxista, entre aspavientos, a subirles. Fue el remate de una mañana en la que los que más perdieron fueron los clientes”.

Un taxista mosqueado realiza su protesta
Jm