miércoles, 14 de octubre de 2009

Esa extraña magnitud

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El tiempo. Esa extraña magnitud no natural, que se encoge y se estira sin romperse como la tela de tafetán.



Quizá el mundo no se crea.
Quizá nada se crea.
Como un reloj,
sin relojero.

Es demasiado tarde.
Siempre ha sido,
y siempre será.
Demasiado tarde.


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Lecter.

7 comentarios:

Roger dijo...

"Siento miedo... por última vez"

lecter dijo...

En el fondo, Alan Moore es bastante cristiano en sus razonamientos. En la cámara de campo intrínseco entra un hombre normal, muere, y vuelve transformado en otra cosa. Digamos que está viviendo "la otra vida" en esta.

De ahí su gesto cariacontecido, grave, soportando una sabiduría natural que no puede ser expresada en términos humanos. Debe abandonar este mundo, debe marcharse definitivamente, porque, incluso a él, todavía le quedan cosas por aprender.

No deja de ser una metáfora del "ascenso a los cielos"

Anónimo dijo...

joder como me gustó esta peli. Y que maravilla la puñetera música de Felipe CRistales. Pelos de punta tanto aquí como en Koyaniskatsy. Arte contemporáneo con mayúsculas

Jm

lecter dijo...

La música de Phillip Glass. Esa música que parece proceder de los rincones más profundos y arcanos de la naturaleza humana.

Me parece Jm, Deivit, Roger, Tonetti, y demás amigos que debemos ir pensando en una autopsia de cordero lo antes posible, para acabar con esta desazón....

Anónimo dijo...

Hay que sacrificar un cordero!!! Creo que es una de las cosas más antiguas de la humanidad. Matar a una bestia y comértela para paliar el desasosiego que te ofrece la vida, los dioses y sus cabreos y la operación GUrtel

Jm

Anónimo dijo...

¡Akelarre!


Roger

El Gran Tonetti dijo...

Jorderooooo!!!